Un día un primo mío sorprendido me dijo, wow Julia sabe usar Youtube, para mi algo normal pero que había entendido solo siendo madre. Antes de Julia, criticaba al máximo los papás y las mamás que dejaban a sus hijos utilizar dispositivos tecnológicos, más tiempo de lo recomendado. Pero cuando llegó el gusano, nos dimos cuenta que la tecnología es parte de nuestro día a día y en lugar de prohibirlo o restringirlo, optamos por ver que hacía ella con la tecnología. Ir despacio. Y nos dimos cuenta que para ella era algo más entre todas las cosas que tenía para entretenerse, aprender y jugar. No solo en relación al teléfono celular, también la televisión, hasta la cámara de fotos. ¿Cuál es la tecnología más importante para Julia en este momento? El auto, es decir la calle: salir a pasear, eso es lo que le interesa (de hecho sabe decir Auto).
Sin embargo, el tema del uso de la tecnología y los bebés sigue siendo un tema tabú y con muchas posiciones encontradas. ¿Cuál el tiempo correcto de uso de tecnología? o ¿en relación a las pantallas, cuanto es poco, mucho, bueno o malo, en lo que los estadounidenses llaman SCREEN TIME?
Si somos muy conservadores, deberíamos seguir los parámetros que establece la American Academy of Pediatrics (AAP) que recomienda mantener todas las pantallas apagadas alrededor de bebés y niños pequeños menores de 18 meses. También indica que un poco de tiempo de pantalla puede estar bien para los niños pequeños, y que los niños de 2 años en adelante no deberían de tener más de una hora de pantalla por día.
Sin embargo la AAP enfatiza que establecer límites de tiempo no es suficiente: también es importante que los padres elijan programas y juegos de alta calidad, y compartan junto a sus hijos durante el tiempo frente a la pantalla en lugar de simplemente entregarles el teléfono para que se utilicen como niñeras electrónicas (Muy fuerte!).
Si somos un poco más laxos, deberíamos hacer un post en nuestro perfil parecido al que hace Babyboybakery en su artículo Talking ‘Screen Time’ & How We Work It Into Our Daily Routine, y confesarnos de una vez por todas: Hi, my name is Jacqui and I’m a ‘Screen Mom’. I let my children watch television shows and play on their iPad more often than not.
Seamos realistas, la tecnología es parte imprescindible de nuestras vidas. Aunque algunos se resistan (o nos resistamos) a aceptar esta frase que acabo de escribir, lo cierto es que la tecnología está presente en la mayoría de nuestras actividades diarias. Poco a poco ha dejado de ser un accesorio o complemento, para convertirse en algo necesario en nuestras familias. Pero como cualquier cosa, debemos cuidar el uso de tablets, televisión o celulares y poner límites, pues todo en exceso puede ocasionarnos más perjuicio que beneficio. Existen muchos estudios al respecto, posiciones, consejos, que se encuentran bien resumidos en la nota de Baby Center Is screen time bad for babies and toddlers?
De manera tal que si bien el tema del uso de la tecnología y los hijos es importante, definir prácticas y rutinas, las que mejor se adapten a cada realidad, a mí en lo personal, me motiva más preguntarme, ¿qué hacemos para potenciar la creatividad de los hijos, sin celular o con celular?, o mejor aún, ¿qué hacemos para que nuestros hijos se diviertan y sean felices? Posibles consejos aquí: El secreto de los niños más felices :
En Holanda, en vez de tratar de proteger a los niños de las posibles amenazas, se preocupan de entregarles herramientas para enfrentarlas. Las autoras están convencidas de que la niñez holandesa es similar a la que tuvieron muchos adultos de hoy, donde la libertad llevaba a la independencia y ella, a la responsabilidad. Pero saben que es una niñez que se ha ido perdiendo a pasos agigantados. Y atribuyen gran parte de la pérdida, no a la tecnología ni a la aceleración en la que vivimos, sino a algo más de fondo: la creciente competitividad. “La sociedad moderna se ha olvidado de valorar la niñez; se la ve solo como un paso de formación hacia la adultez”, dice Rina Mae Acosta, una de las autoras del libro. Los niños son cada vez más tratados como “mini adultos” o “adultos en formación”, con poco espacio para ser niños. Los padres siempre dicen que quieren que sus hijos sean felices, pero en algunas culturas eso es sinónimo de éxito. ¿Quién no quisiera que sus hijos fueran médicos o abogados? Pero en esa búsqueda, la sociedad está empujando a los padres demasiado lejos. “En Holanda, el foco es otro. No tienen miedo de que a sus hijos les vaya mal en el colegio; entienden el valor de vivir el fracaso en el entorno amable y seguro de la familia. Entienden que la felicidad viene primero y de ella nace la motivación por los logros, no al revés”.