Con frecuencia escuchamos que los entornos de trabajo actuales nos exigen más flexibilidad y capacidad de adaptación al cambio. Este criterio se aplica la mayoría de las veces al perfil del profesional, pero raramente a los sistemas operativos de trabajo o cultura organizacional de las agencias.
La tecnología ha ido cambiando el paradigma de trabajo, abriéndose a posibilidades impensables pocos años atrás. Un solo lugar con una sola función y un solo salario ya no se corresponden con la realidad. Una agencia virtual con espacios de encuentro de trabajo y capacidad de conformar equipos diversos simultáneamente es el modelo que proponemos, y que venimos desarrollando desde hace 5 años con beneficios para nosotros y nuestros clientes, logrando una excelente ecuación entre calidad, servicio al cliente y costo del trabajo.
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Las herramientas de trabajo en línea, los entornos para administrar proyectos, las teleconferencias, la mundialización de los negocios y la cultura de trabajo hacen que el modelo de agencia tienda a ser más dinámico. El trabajo remoto puede ser gestionado con mucha más precisión que el presencial y nos da la posibilidad de generar equipos interdisciplinarios y multiculturales, cada vez más necesarios para los tiempos que corren.
Los proyectos de comunicación, marketing digital o publicidad deben ser abordados desde una perspectiva que requiere una participación profesional multifacética (diseñadores, creativos, fotógrafos, periodistas, estrategas digitales, programadores, administradores de proyectos). La conformación de un equipo senior y de alto desempeño con estas características es costoso. Además, no todos los proyecto necesitan los mismos recursos, por lo que el equipo debe ser dinámico. Esto hace que muchas veces las agencias tradicionales tengan que contratar freelancers que no están ambientados con la cultura organizacional. En cambio, si esto ya es parte de la cultura del equipo el trabajo fluye naturalmente.
Las personas ya no diferencian los entornos digitales de los presenciales, son distintos puntos de contacto de una mima experiencia. Por lo que ya no es necesario estar más de 8 horas por día bajo un mismo techo para llevar adelante el trabajo. Al contrario, una mayor movilidad y flexibilidad de horarios hacen a las personas más productivas y creativas.
La autogestión de los profesionales se transforma en algo cotidiano, ningún colaborador está bajo la mirada acuciantes de un jefe, sino que debe responder al grupo como una engranaje más, sin el cual el proyecto no avanzaría. La presión es real, es profesional, la exposición entre profesionales se convierte en un estímulo sano para superarse y hacerlo mejor cada día. Esto no quiere decir que no hay un jefe, sino que el rol de jefe cambia, es un guía, un organizador que coordina y saca lo mejor del equipo en cada proyecto.
Los costos disminuyen, pero la calidad del trabajo no. Ya no hay que pagar el alquiler de una oficina, los co-working spaces funcionan perfectamente para las reuniones presenciales. Los reuniones presenciales y visitas al cliente siguen siendo claves, pero en un entorno de trabajo más flexible, donde los equipos se cohesionan por intereses y objetivos profesionales concretos y no por una obligación.