Hasta ahora, hemos estado operando en una visión corta, tomando decisiones críticas para el día a día. Con la entrada de la “fase 2” de reapertura, comenzamos a ver lentamente una nueva normalidad. Pero, ¿cuándo volveremos a nuestras vidas cómo la conocíamos? Reflexiono un poco en el Blog de Lau.
Todas las personas hemos vivido incertidumbre en los últimos meses. Sin embargo, según el registro de búsquedas de google a nivel global, las y los emprendedores más que la persona promedio. La frase “Cuándo volverá mi negocio a la normalidad?”, estuvo entre las 8 más buscadas en marzo. Igual el famoso work from home.
Costa Rica entró este primero de junio en su “fase 2” de reapertura de negocios. Esto no solo quiere decir que las personas podrán salir de sus casas a restaurantes, sino que muchos emprendedores podrán abrir en fines de semana y por más horas.
La incertidumbre en la vida y en los negocios siempre estará. No estamos exentos a vernos afectados por eventos internos o externos como el COVID-19. Por eso, creo en los negocios resilientes, esos que se adaptan, invierten y tienen un propósito mayor que vender.
Yo, por ejemplo, creo que mi propósito en la vida, de la mano de Dios, es algo más que trabajar y hacer dinero, sino poner mis talentos a disposición de los otros. Puede ser a través de un negocio, un proyecto o una actividad de cualquier índole.
Es un excelente momento para analizar este propósito y partir de este ejercicio de introspección para combatir la incertidumbre mental, la ansiedad y los temores. Además, nos encontramos en el contexto perfecto para innovar y sacarle provecho a esas ideas un poco riesgosas que teníamos guardadas en nuestra mente.
Eso sí, soy fiel creyente de que todo negocio debe tener un plan de acción que ayude a manejar esta ansiedad, ahorrarnos dinero e invertir estratégicamente.
El work from home ha sido todo un tema. Mientras estoy en reuniones virtuales con clientes, he conocido a sus hijos e hijas y ellos a mi hija. Una casa está diseñada para vivir, no para trabajar. Lo primero es aceptar eso y en la aceptación está la posibilidad de crear e innovar.
¿Cómo lo hemos hecho nosotros? Diseñando un espacio para trabajar, asignando horarios de trabajo para tratar de no molestar al otro y generando tiempos de descanso para darle prioridad a las tareas más importantes, una de ellas, nuestra hija.
Para entrar a esta “nueva normallidad”, estuve leyendo que los economistas sugieren un sistema de “semáforo” para permitir reaperturas escalonadas, pasando de rojo a ámbar a verde a medida que se reanudan los negocios en ciertos sectores.
Este panorama cambiante, puede afectar el ánimo de nuestro colaboradores, que al igual que nosotros, se están adaptando a este nuevo reto. Llegó el momento de asumir ese liderazgo y desarrollar una capacidad de motivar y mantenernos motivados.
Un buen líder o lideresa, realiza un trabajo de crecimiento personal. Yo en mi caso tengo mi teraputa, mi coach de vida e invierto en capacitaciones para hacer trabajo interpersonal. Mirarme desde adentro me ha ayudado a ser realmente empática con el otro pero a su vez exigente.
Y eso es una fórmula que motiva a las personas: a sentir que tienen un aliado pero a su vez una persona que les da retos y oportunidades de crecimiento.
Esa es una nueva normalidad que los miembros del equipo querrán apoyar. Trabajarán duro por ello. Serán innovadores y se adaptarán, tal vez incluso prosperarán, en una nueva urgencia que hace las cosas. Así es como nos recuperaremos mejor y más fuertes. Y esa es una nueva normalidad para celebrar.