En mi trayectoria profesional, como redactora publicitaria, publicista, estudiante de posgrado, académica, consultora, mujer (ahora madre), y tantas otras cosas que me han convertido en lo que soy he tenido y tendré muchas dudas en al camino.
Dudas de si debía tomar esa nueva oportunidad laboral, de si el riesgo de ser independiente valdría la pena, dudas de que tan conveniente era añadir un posgrado a todo lo que ya hacía, dudas de tomar un proyecto, de dejar otro.
Desde el 2013, y a raíz de varias acciones conjuntas que venía realizando desde el 2010: remozamiento del sitio web, activación de consultorías y cursos, entre otras, llegaron nuevos y retadores clientes a Mamsha.
Este hecho generó un momento de decisión importante a nivel personal y laboral: hacer crecer el equipo, delegar, abrir el estudio, confiar en el trabajo de la gente, administrar recurso humano y aprender de ellos, por una parte.
Pero por otro lado, quería seguir creando nuevos cursos, consultorías y capacitaciones, así como aceptar otros cursos a nivel académico en la Universidad, para seguir mejorando en lo profesional.
Agregar más tareas y planear clases lleva mucho tiempo, y son retos que me han hecho pensar o dudar.
Afortunadamente, para superar todas esas dudas solo se necesita una certeza, la de querer crecer e inventarnos el propio camino, la de hacer el mejor trabajo. Con esa convicción se disipan múltiples dudas, lo que no quiere decir que el camino esté despejado, pero es la ayuda indispensable para sortear los obstáculos.
Creo que he venido tomando las decisiones correctas, no por haber obtenido buenos resultados, sino porque siempre estuvieron guiadas por esas ganas aprender y superarme.
Creo que he venido tomando las decisiones correctas, no por haber obtenido buenos resultados, sino porque siempre estuvieron guiadas por esas ganas aprender y superarme.
El crecimiento que se dio en Mamsha nos obligó a ampliar la oferta de servicios, aprender, reiventarnos, transformar las necesidades de los clientes en proyectos que realmente funcionen en la práctica.
De este crecimiento aprendí que no existe el camino de las certezas, ni otro camino que el de las dudas, de nosotros depende que cada una de las dudas que se nos presentan en el camino se transformen en una nueva convicción, en una solución concreta o en una nueva razón para seguir adelante.
Brindo por todas las oportunidades y las la múltiples dudas que se me han planteado en recorrido, de ellas he aprendido a superar los momentos difíciles, valorar los retos, aprender a ser en la incertidumbre, pero también a ser mucho más consciente de los aciertos.
Brindo por un nuevo año de nuevos aprendizajes y nuevos desafíos con sus renovadas dudas, pero sobre todo por la certeza de querer seguir adelante.