Hace unos 7 años me mudé con mi pareja, Fede, a las inmediaciones de Barrio Escalante, un apartamento viejo en un enclave alternativo en las fronteras de Los Yoses y La Cali, que muy bien aprovechábamos en los inicios de nuestro proyecto familiar, con más tiempo y juventud para gastar que nunca.
Sin embargo caminábamos mucho por Escalante, y justamente nuestra caminata solía iniciar por la calle de lo restaurantes, el actual Paseo Gastronómico la Luz, cuando solo había unos pocos pioneros gastronómicos regados por allí, bastante disimulados en el barrio. Lo llamábamos entonces el mini Palermo Hollywood, en alusión a este barrio de Buenos Aires que conocimos en nuestra improvisada luna de miel.
En esas caminatas siempre hablábamos de la buena ubicación del barrio, de las casas grandes, las calles amplias, en fin todo lo que otros con visión comerciante capitalizaron años después.
La apropiación de los barrios céntricos y tradicionales de las grandes ciudades no es un fenómeno nuevo, y parece seguir la lógica de convertir lo anacrónico en negocio. Un modelo de vivienda que ya no resiste habitabilidad residencial por sus dimensiones, más la presión inmobiliaria del precio de la tierra parece estar destinado a ser un emprendimiento rentable o a desaparecer.
Pero hay algo más que esto, y esa percepción de lo evidente que casi siempre se nos escapa o dejamos escapar y que venía de esas caminatas que hacíamos con Fede apenas nos mudamos. Escalante es un barrio con aceras, un barrio caminable.
Esa caminabilidad no sólo dio pie a uno de los principales polos gastronómicos de la ciudad, sino a uno de los festivales de gastronomía más tentadores y completos de la ciudad. Un auténtico festival donde ya no sólo se disfruta de la buena comida en la calle, sino donde convergen el arte, la cultura, las marcas comerciales, los proyectos inmobiliarios de la zona, entre otras novedades. Hasta un cine al aire libre podemos encontrar hoy en Escalante.
Hoy tenemos una niña de 1 año y nos mudarnos un poco más hacia el este, subiendo hacia San Pedro, en busca de un mejor espacio para nuestra vida familiar, sin embargo solemos llegar hasta Escalante a respirar esa sensación de espacio de urbano transitable, cochecito de bebé incluido. En una ciudad inconexa e injusta para los amantes de las caminatas, este mini paseo cosmopolita nos da una gran alegría.
Y vos ¿qué lugar de la ciudad me recomendarías para dar un paseo?.