A finales del 2011 recibí el correo de mi amiga Vanina Papalini, quien en ese momento estaba abriendo la primer cohorte del Doctorado en Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba. Yo en ese momento estaba en mi segundo año con Mamsha y además como directora académica de la carrera de publicidad y mercadeo de la ULACIT. Estaba casada, sin hijos, tratando de hacer algo más con mi vida que no fuera solo trabajar. En ese momento no tenía el entusiasmo que tengo ahora por el deporte (ya salía a caminar con mi esposo) y como trabajaba en una universidad pensaba que era el paso a seguir. La modalidad era semi presencial, es decir podía tomar los cursos en Argentina y realizar la tesis en Costa Rica. Así que lo consulté con mis papás, con mi esposo y conmigo misma y dije ok está bien.
Recuerdo que definir el tema del borrador de investigación no fue nada difícil. Estábamos trabajando con clientes en Mamsha y participando en charlas y talleres, y la verdad que en ese momento, 2011, todos estábamos perdidos de que como hacer comunicación en redes sociales. Así que decidí: investigar sobre cómo se hace comunicación en Facebook y Twitter.
Sin embargo muchas cosas personales pasaban a mi alrededor: estábamos montando un negocio, mi sobrino estaba en la última etapa de su enfermedad, yo no me sentía bien físicamente y pues trabajar en la ULACIT no era mi sueño de vida. Aún así, decidí enviar el documento, me aceptaron y en Febrero del 2012 fui a recibir mis clases.
Ahí en el bochorno del verano argentino, en el edificio de la Facultad de Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba, con migraña, pésima señal de internet, sin whatsapp, antes de entrar a clases me llamó mami para avisarme que Adrián había fallecido. Ahí sola, afuera de la clase, llamé a mi suegra que pasó por mí.
Así fue mi primer experiencia como estudiante como doctoranda.
A mi regreso, después de darle el pésame a mi hermano y mi cuñada, con todo el dolor del mundo, uno de mis suegros, se enfermó. De emergencia, mi esposo se fue a su ciudad y yo en menos de 1 mes había reído, llorado y estaba sola en nuestro apartamento, tratando de entender que había pasado.
La operación de mi suegro salió bien, aunque el cáncer de páncreas estaba a unos meses de visitarnos de nuevo. Mientras tanto, en San José, nosotros seguíamos trabajando y yo tratando de escribir los reportes finales de los cursos que había tomado en febrero.
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Pero mi salud no estaba bien. Yo siempre he sido súper sana pero tenía sobrepeso y no me sentía bien. Así que el 5 de septiembre después del ultrasonido, manejé en shock de vuelta a mi trabajo, a googlear que diantres eran los miomas.
Y ahí el doctorado tuvo su primer pausa. No podía con tanto. Me dediqué a sanar.
Terapias, ejercicio, lecturas, perdonar, entender, alimentación, etc…. mientras tanto nosotros íbamos y veníamos de Córdoba sin saber que pasaría con Salvio, con su salud.
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En febrero de 2013 salí de la ULACIT y la siguiente semana me operaron de los miomas. Mi esposo, como buen soldado, mientras me operaban, tenía una reunión con un cliente y yo al día siguiente en el hospital, recién operada, recibía una llamada de un cliente nuevo (el resto con Mamsha es historia).
Decidimos que el 2013 sería diferente: viajamos, disfrutamos, trabajamos, y el doctorado se activó de nuevo. Fue un buen año…y como había pasado un año de la operación de los miomas, se vino otra: operación bebé.
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El 2014 era nuestro año. Pero la vida tenía preparado otra cosa. Así que decidimos: viajar, trabajar, disfrutar, pero mi cabeza no puedo con el doctorado así que otra vez se detuvo. Yo quería ser mamá, y decidí concentrarme en eso. Como el bebé no llegaba, nos fuimos a pasar la navidad a Argentina, regresamos, pero nos tuvimos que regresar 1 mes después, a despedir a Salvio, ya para eso era Marzo del 2015 y yo no había tocado la tesis.
¿Cómo podía entre tanta cosa? Mamsha iba creciendo, Fede tenía ya otro trabajo, la familia estaba primero y yo quería ser mamá.
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Sin embargo, seguí dando talleres y charlas, escribiendo, todo eso gracias a la información que había obtenido con mi investigación, y ese 2015, por el doctorado, Patricia Vega (como era mi tutora de tesis), me invitó a unirme al CICOM. También el resto es historia: congresos, artículos publicados, foros, aprendizajes, crecimiento profesional y personal, contacto con excelentes profesionales, y un salario por investigar. Ese año comprobé que poco a poco iba obteniendo beneficios de este esfuerzo.
Ese 2015 trabajé un montón en la tesis. Tenía mucha energía y concentración. Me acompañó la panza de Julia. Se sumó también Ignacio Siles como lector. Todo marchaba bien.
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Pero ese 13 de enero del 2016 todo cambió. De nuevo solo quería ser mamá. Además se vino una mudanza, visitas, paseos, trasnochadas, y mucho trabajo porque nació el coaching. Así que entre la docencia, el CICOM, el coaching, Mamsha y la maternidad, la tesis no tenía espacio para crecer. Además tuvimos la partida de mi abuela Cristina. Era suficiente.
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Pero yo siempre cargaba con eso, en mi espacio más íntimo. No solo era por mí que tenía que terminar, muchos me habían apoyado en ese proceso: mi esposo, mi familia, la familia en Argentina, colegas, y sabía que era algo que no podía dejar de hacer, tenía que terminarlo. Y un día no sé como, empecé a escribir, a escribir y terminé la tesis y como por arte de magia, la leyeron y la devolvieron con un correo que decía: APROBADA PARA DEFENSA ORAL.
Este documento de casi 300 páginas lo terminé gracias a Julia, a mi esposo, a mi sobrino, a mi suegro, a mi abuela y toda mi familia.
Después de 5 años, con perdidas y ganancias, no puedo creer que voy a poder cerrar este capítulo de mi vida.
Nunca voy a olvidar el primer día de clases que Vanina nos dijo: tómense una foto antes y después del doctorado porque va a cambiar sus vidas, yo literalmente sé que sí. El doctorado fue en mi caso pero cada uno de nosotros tienen “esos pendientes” con uno mismo, cuales quieran que sean, y mi consejo principal es: traten de cerrarlos, de no tener pendientes en la vida, de hacer lo que quieren hacer:
1. ¿Quiere tener hijos? Hágalo.
2. ¿Quiere viajar? Hágalo.
3. ¿Quiere emprender? Hágalo.
4. ¿Quiere llorar? Hágalo.
5. ¿Quiere ser feliz? Trabaje por ello.
Este doctorado me acompañó en momentos difíciles y momentos hermosos. Me ayudo a pensar en muchas cosas, a olvidar, a sanar, a perdonar, a crecer, a dejar ir, soltar, vivir el presente y tratar de estar bien. Fueron 5 años. Y ahora antes de viajar a mi presentación, poco a poco también lo voy dejando ir.
Gracias vida.
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