Desde que estaba en el colegio soñaba con ganarme una beca y poder irme a estudiar a otro país.
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No sabía como lo lograría pero lo deseaba.
Entré a la UCR pero la nota no me alcanzó para entrar a Publicidad así que después del primer año en la UCR en Estadística, ingresé a la ULATINA a estudiar Publicidad.
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Cuando estaba terminando el segundo año, conocí a un chico, un novio que tuve, que había sacado su maestría afuera: él creo que tenía 30 años (por ahí) y yo 21. Aunque no entraré en detalles sobre nuestra relación, hay una cosa que aprendí de él: BECAS y LA MOTIVACION PARA LOGRARLO. Así que cuando me gradué de publicista inicié ese proceso.
Me preparé en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano para la prueba del TOEFL y GRE que son los exámenes mínimos que solicitan las universidades en Estados Unidos. Soñaba con ir a estudiar a una “Ivy League” pero rápido aprendí que las BECAS OEA que ofrecía el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto te pedían las 3 universidades que ofrecían tu maestría y que fueran (en lo posible) económicamente accesible. Así que yo quería sacar una Maestría en Producción Audiovisual o en Publicidad, en Alabama, Kansas, o Florida. Averigué en esas universidades los programas, costos y cuando se abrió la recepción de documentos sabía que poner. En esa convocatoria traducí textos, tenía las notas de los exámenes y era practicante pagado en JBQ Grey. En eso andaba. Creo que tenía 22 o 23 años, y estaba soltera. Llegué a las entrevistas que hacen y mis papeles (me llamaron a contarme) salieron de CR a Washington donde se toma la decisión. Nunca supe que pasó, supuestamente quedé en la terna, pero hasta ahí llegó. Frustrada y desilusionada, le dije a mi papá si me podía pagar una maestría en CR y me confirmó que sí (gracias!). Apliqué e ingresé a la Maestría en Comunicación (en ese momento del SEP, ahora es de la ECCC). Seguí trabajando y estudiando.
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La maestría me encantaba, pero sabía que tenía que hacer algo para irme. Sabía que las becas tienen edad límite y tenía toda mi energía puesta en ese proyecto. Así que investigando (pasé por México y España y sus respectivas becas) encontré Red de Macrouniversidades de América Latina: tiquete, estipendio mensual y cero gastos en la universidad. Solo que tenía que ser de una universidad perteneciente a la red y tenías que tener una carta de aprobación, de recepción. Así que me mandé, envié los papeles.
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Aprendí que ninguna universidad de América Latina ofrece postgrados en Publicidad, menos en creatividad. Envié correos a Paraguay, Brasil y Argentina. Transcurría el 2005, tenía 23 años, y ya no estaba en JBQ. Tenía tiempo y espacio. Iba a ser las práctica de mi maestría en GIROS, Repretel en noviembre y diciembre, y en enero me iba 1 mes a California. No tenía nada que perder. Y mágicamente, de una ciudad que no sabía que existía, una chica, llamada Vanina Papalini, me contestó, “bueno si tenemos una Especialización en Investigación de la Comunicación, lo que hacés nos interesa, te mando la aprobación”. Al recibir la carta, fui al SEP, pedí otros papeles y los envié. En menos de 2 meses tuve respuesta. Me iba el 16 de febrero del 2006. Y así fue. Busqué donde vivir, hice el trámite de la visa de estudiante en la embajada de Argentina, terminé la práctica, viajé a California 1 mes, regresé, tuve una despedida el 14 de febrero y dos días después mis papás me fueron a dejar al aeropuerto. Con 24 años, me iba, a otra ciudad a estudiar y vivir sola. Algo increíble. En menos de 6 meses mi vida había cambiado. Recuerdo el día que llegué, dos chicas de la especialización Georgina y Maisa, en días distintos, me ayudaron con las coordenadas básicas. Logré abrir la cuenta en el banco y empezar a recibir el dinero de la beca para vivir. 1 o 2 meses después, Vanina, en un grupo de estudio en su casa, me presentó a Federico Rosso (que había sido su tesista) y recuerdo que al otro iba de camino al Parque Nacional Quebrada del Condorito, con Fede, mi nuevo amigo, y 4 personas más. Ahí nació nuestra amistad.
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Cuando regresé a Costa Rica, terminando ese 2006, era otra persona. Tuve suerte en bajarme del avión, tener una entrevista en JBQ y estar trabajando en menos de 1 semana como copywriter a mi regreso. Tenía 25 años, un trabajo, nuevos amigos, y una nueva historia en mi vida. Años después, sin planearlo, Fede y yo nos casaríamos, y Vanina volvería a entrar a mi vida.
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En el 2010, cuando yo trabajaba como directora de carrera en la ULACIT y en Mamsha, mi amiga me envió un correo sobre la apertura de un Doctorado en Comunicación, modalidad semipresencial: es decír clases allá y tesis en tu país de residencia.
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Así que hablé con Fede y mis papás y en noviembre de 2011 tenía la carta de aceptación.
De nuevo me montaba en un avión para viajar y estudiar, tenía 31 años, permiso por parte del trabajo, posibilidad de hacer esa inversión, y apoyo de todos alrededor mío: iba a mis clases de doctorado en otra ciudad. No lo podía creer.
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En ese viaje, con Vanina, ya no hablamos tanto de la universidad, hablamos más de nosotras, de su historia, de cosas de mujeres, de consejos, de opiniones, me di cuenta que era uno de mis mentores, era mi amiga, pero mi mentora. Los años pasaron y en cada viaje a Argentina que hemos hecho, hemos logrado reunirnos siempre con ella, nosotros 3, este último año que pasó, nosotros 4. Ella ha recibido correos con todas nuestras noticias, siempre enterada de en qué andamos.
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Vanina es una persona increíble, no solo laboralmente y académicamente sino como ser humano.
Gracias a ella, cumplí mis sueños académicos, y de rebote, algunos personales…trascendentales.
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Y ahora que termino de escribir esto, veo el valor de todo lo aprendido (muchas veces cuando escribimos, aprendemos), que podría resumir en:
Ahora Vanina viene a visitarnos. Otra cosa increíble, 14 años de amistad y estará en San José.
Todo esto me confirma que la vida te puede tratar bien , y no tenés que dejar de soñar.
Si te interesa saber más sobre estudiar afuera o becas, escribime.