Según la RAE, el Puerperio del lat. puerperium ‘parto1’ es:
1. m. Período que transcurre desde el parto hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación.
2. m. Estado delicado de salud de la mujer durante el puerperio.
Otras fuentes indican que es el estado de la mujer que acaba de dar a luz.
Si no fuera mamá y leyera esto, pensaría que es una etapa más y nada de que preocuparse. Pero ya sabemos las que somos mamás, que el mismo día que nacen nuestros hijos no volvemos al estado ordinario anterior a la gestación. Todo cambia: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro ser y nuestra vida. Y eso es más grande e impactante que un estado, es una transformación.
Yo antes de Julia era una Laura. Una mujer con ciertas metas, opiniones, comportamientos y cuerpo.
Después de mi hija, soy otra.
No lo veo como algo mejor o peor. Fue así.
Para mí quedar embarazada fue todo un tema más que el que hubiera querido. (Mi “Fertility Journey” o Viaje de Fertilidad).
Mi embarazo fue mágico. Me sentía invencible. Poderosa. Increíble.
Julia nació por cesárea. Fue hermoso todo. Una bebé sana, llorona, gorda, gigante, con los ojos bien abiertos. Y yo igual me sentía invencible. Me recuperé súper bien y rápido de la cesárea.
El golpe llegó meses después.
No lo llamaría depresión, fue más un cuadro de cansancio extremo.
Cuando estaba embarazada leía sobre las licencias de maternidad de dueñas de negocio que no existen. A mi alrededor todas mis amigas o colegas o primas han disfrutado de una licencia de maternidad de mínimo 3 meses o no han regresado a trabajar o no son dueñas de un negocio. ¿Artículos en Costa Rica sobre este tema en el 2015?: CERO. (Creo que por eso después de Julia empecé a escribir en mi blog sobre este tema, hacer posts en Instagram al respecto y crear Mompreneur).
Ahora lo que sí siempre ha sido una realidad es que si sos dueña de un negocio es muy complicado darse unos meses de descanso. Y para mí no era una opción cerrar el negocio por unos meses o años: 1) Lo amo y 2) Lo necesito (además he visto como muchas mujeres les cuestan ingresar de nuevo al mundo laboral y no quería ni pensar en eso).
Yo tomé la licencia de maternidad de la universidad de 4 meses pero de Mamsha no tenía. Todo iba muy rápido: el embarazo y el negocio. Ambos crecían. Y no me preparé. Pensé que iba a poder hacerlo todo. Estaba equivocada. A los 2 meses de Julia estaba haciendo todo igual al mismo ritmo pero con una recién nacida.
Empecé a tener insomnio. No podía dormir: preocupación, estrés, nerviosismo y ansiedad. Pero la verdad solo quería dormir. Estaba agotada. Osea, necesitaba dormir, no por que me sintiera triste sino estaba cansada.
Y ahí con 6 meses de tener a mi hija, me di cuenta que tenía que parar, pedir ayuda y organizarme mejor. Fue duro para mí, sentía culpa, y tenía que perdonarme, no era una súper mujer y no podía tenerlo todo. Estaba bien que fuera mamá. No era menos mujer por ser mamá, menos ejecutiva por ser mamá o menos exitosa por estar con mi hija a las 10:00 a.m. tomando leche y viendo la televisión.
Eso era lo que tenía que hacer.
Estar con mi hija, descansar, chinearme, dormir la siesta. Escuchar mi cuerpo.
Era otra persona y tenía que recibir con amor esa transformación.
Fui a terapia, me metí al gimnasio , hablé más con mi pareja, con la pediatra (la más relajada) y con mi mamá (que vivió sus postpartos sola y lo más importante que tenía para darme era su amor y comprensión) . Y salí adelante. No estaba deprimida, estaba en época de cambio. (Aunque años después en un almuerzo familiar esa tía especial que todos tenemos me dijo “si eso que te dió a vos de depresión, te dio fuerte verdad”).
Y eso pasa. Las personas alrededor emiten juicios de valor sin pensar y esperan que las nuevas mamás estén perfectas: físicamente, emocionalmente y con el bebé en perfecto estado. Nadie puede fallar. Una amiga mía me contó como fue a terapia porque en Argentina se espera que estés perfecta, otra en otro países se espera que solo des leche materna, o aquí en Costa Rica una familiar mía, se esperaba tanto de ella, que las crisis de nervios, la llevaron a los ansioliticos y no poder darle de mamar a los hijos, de la angustia en que estaba.
Solo digiten en Google: Postparto en Costa Rica y solo encontrarán notas sobre depresión postparto o como recuperar el cuerpo después de dar a luz. Pero nada sobre apoyo, comunidad, conversación, meditación, reflexión, cambio, ajuste, saben porqué … porque eso no vende. Y las empresas no les interesa tampoco, o por el momento en este país, corporativamente no es un tema.
Que quiero decir con esto, una mujer que es mamá es una mujer nueva, es una transformación tan grande que la sociedad no está preparada y una tiene que tratar de hacer lo mejor que puede.
Resumiría mi historia de postparto como una historia de aprendizaje, positiva pero difusa, donde recuerdo tantas cosas lindas pero mucho sueño, mucho agotamiento físico.
¿Qué haría diferente si tengo otro hijo? (Sí queremos más hijos) Pues primero nada, en el sentido que cada postparto es diferente, y esta fue el de Julia, pero cosas sencillas de listar podrían ser:
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